El Efecto Pratfall (tropiezo o resbalón en español) es un fenómeno psicológico por el que el atractivo / la atracción que generan las personas cambia cuando cometen errores:
Si se trata de personas muy competentes, algún error hace que su atractivo percibido crezca.
Cuando son personas promedio (o «por debajo»), los errores hacen que su atractivo percibido disminuya.
Dicho de otra forma:
Si eres muy perfecto/a, mostrar algunas vulnerabilidades o fallos te hace parecer más cercano/a y genera más atracción.
Si no eres tan top, hay que jugar con más cuidado.
El origen del efecto Pratfall
El Efecto Pratfall lo formuló por primera vez en 1966 Elliot Aronson en la Universidad de Minesota tras realizar un experimento, en el que estudió el efecto del error en la atracción percibida.
Utilizó a estudiantes masculinos de la Universidad de Minesota, que escucharon grabaciones de entrevistas con preguntas difíciles a dos actores diferentes:
Uno que respondía casi todo correctamente.
Otro que respondía solo unas pocas preguntas correctamente.
Al acabar la entrevista en algunas grabaciones (para tener grupo de prueba y control), el actor derramaba una taza de café y se disculpaba. En otras, no.
Los resultados mostraron que el actor que respondía bien y cometía un error al derramar el café era considerado más atractivo, mientras que los actores que respondían de forma mediocre sufrían una disminución en su atractivo.
Posteriormente, otros estudios definieron el atractivo como una combinación de gusto y respeto y obtuvieron resultados similares.
Curiosamente, si el error era más grave, el atractivo del «listo» crecía aún más.
Ejemplos del Efecto Pratfall
Adam Grant, el relativamente famoso gurú de la gestión de personas y autor de libros como Originalso Give and Take, habla de algo parecido (aunque sin nombrar el Efecto Pratfall) al contar el caso de un abogado (Dave Walton) que cae mejor al jurado por ser (ligeramente) tartamudo: por supuesto, no era ningún patán, pero el hecho de tartamudear generó una mayor empatía con el jurado que la que consiguió su rival, demasiado perfecto.
En ese mismo capítulo, Grant se refiere a dos estilos comunicativos que tienen bastante que ver con este efecto: comunicación poderosa y comunicación «sin poder» (powerful communication y powerless communication)
Cuando usamos la comunicación poderosa tratamos de establecer dominancia, con frases poderosas, gran seguridad y tratando de parecer los más listos de la sala.
Mientras que al usar la comunicación sin poder expresamos dudas, preguntamos, proponemos. Nos mostramos vulnerables, incrementando nuestro atractivo potencial (siempre y cuando ya seamos percibidos como competentes, no como patanes).
Una forma de apoyarse en el Efecto Pratfall puede ser poner los beneficios en negativo.
Phil Agnew (Senior Product Marketing Manager de Buffer) que tiene también tiene una newsletter, lanzó una campaña para su podcast (Nudge), con dos variantes:
En una decía por qué deberías escucharlo, usando un estilo positivo y algo más chulo (más dominante, en lenguaje de Grant).
En la otra, la que llamó variante Pratfall, decía justo lo contrario: por qué no deberías escucharlo: algo más cercano (aunque ligeramente chulillo).
¿El resultado? El CTR (ratio de clics sobre impresiones) fue casi 5 veces superior en la variante Pratfall.
Personalmente, tengo cuidado con este efecto: rara vez soy tan perfecto como para que los errores no me afecten.
Aunque quizá acabo de hacer uso del efecto Pratfall para caerte un poco mejor, ¿quién sabe?