El Efecto Lindy nos dice que cuanto más tiempo ha existido algo, más tiempo se espera que dure en el futuro. Aplica a lo «no perecedero» (lo que no muere, lo que no tiene una vida física), como obras culturales (novelas, teatro, música…), ideas, religiones o canales de marketing. Cuanto más antiguo es algo, más probable es que perdure.
Es contraintuitivo, porque tendemos a pensar que cuanto más viejo es algo, más probable es que muera antes, pero funciona justo al revés.
El futuro de las ideas, los conceptos, las obras culturales o algunas tecnologías dependen de su pasado. Cuanto más ha durado algo, más durará.
Es más probable que dentro de 200 años se siga leyendo el Quijote, que la última novela de Javier Castillo.
Es más probable que dentro de 30 años se siga escuchando a los Beatles que a Bad Bunny.
Es más probable que sigamos escribiendo usando el teclado y el ratón como interfaz dentro de 10 años que el que pasemos a un uso completo de la voz.
Cuando algo ha echado «raíces» es más probable que perdure más.
Pero claro, probable, no equivale a seguro.
Orígenes del efecto Lindy
Nassim Nicholas Taleb lo puso de moda en su magnífico «Antifrágil«, un libro que recomiendo, de los que merece la pena releer.
Todo se remonta a un artículo de Albert Goldman de 1964 titulado «Lindy’s Law«. Hablaba de un local de Nueva York en el que los cómicos teorizaban con la esperanza de vida de sus carreras.
Lo que venían a decir es que todos tenían una cantidad constante y definida de «material» y que cuanto más rápido actuaran, más rápido lo gastarían. Es decir, cuanto más espaciaran sus representaciones, más duraría su carrera.
Mandelbrot, que era un tipo más inteligente de lo que puedo llegar a entender y, entre otras cosas, acuñó el término «fractal», formuló un principio parecido, basándose en «la ley Lindy».
En su versión venía a decir que cuanto más éxito tuviera un cómico en el pasado, más tendría en el futuro: el pasado se convertía en el mejor predictor.
Taleb adelantaba un concepto similar en el Cisne Negro, pero en Antifrágil lo presentaba claramente:
Si un libro se ha impreso durante cuarenta años, es de esperar que se siga imprimiendo otros cuarenta. Pero, y esa es la principal diferencia, si sobrevive otra década, entonces cabe esperar que se imprima otros cincuenta años. Esto, por regla general, explica por qué las cosas que han existido durante mucho tiempo no «envejecen» como las personas, sino que «envejecen» a la inversa.
Cada año que pasa sin extinguirse se duplica la esperanza de vida adicional.
El efecto Lindy aplicado al marketing y la empresa
Para Taleb, la primera pregunta que debes hacerte si quieres averiguar cuánto va a durar algo no perecedero es: ¿cuánto tiempo ha existido?
¿Cuánto tiempo llevamos haciendo email marketing? Y, como usuarios, ¿cuánto tiempo llevamos usando el email? ¿Desde cuándo llevamos haciendo SEO? ¿Y publicidad en la televisión?
Cuando hablo de estrategias de captación, me gusta hacer énfasis en este punto: invierte, sobre todo, en canales que hayan superado la prueba del tiempo. Algo de lo que ya hablé en el informe de «Tendencias de Marketing 2022«.
Por supuesto, si solo haces eso, si solo inviertes en «lo de toda la vida», tarde o temprano vas a dejar pasar oportunidades. Te vas a estancar. Te vas a hundir.
Pero si dedicas una parte significativa (pongamos 70-80%) de la inversión a canales / disciplinas con un histórico desarrollado y probado (seo, email) y dedicas el porcentaje restante a experimentos y tendencias, tienes lo mejor de los dos mundos.
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Limitaciones del Efecto Lindy
Por supuesto, en algún momento se tiene que equivocar. No siempre, no en todos los casos, pero sí en algunos.
Hubo un tiempo en el que las cintas de cassettes eran la tecnología líder para escuchar música. Hasta que dejaron de serlo.
Enviamos cartas por correo durante siglos, hasta que, poco a poco, y luego, de repente, dejamos de hacerlo.
Adoramos a Zeus o a Osiris por milenios, hasta que… Bueno, creo que se entiende.
Hubo un día que preguntamos: ¿cuánto tiempo lleva esto? ¿20 años? ¡Genial! Podemos esperar que dure otros 20.
Pero nos equivocamos.
Lo que quiere decir el Efecto Lindy es que, allá donde aplica, la tasa de mortalidad decrece con el tiempo.
Cada día que pasa, un ser vivo está más cerca de su muerte.
Pero, y esta es la clave, cada día que pasa, una idea, un libro o una película, están más cerca de vivir un día más.
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